Yucca gloriosa, una magnífica yuca para el jardín

La Yucca gloriosa nos llega del sudeste de Estados Unidos. Aunque disfruta del clima templado de las costas de Florida y Luisiana, este arbusto de la familia de las Asparagaceae es una planta resistente. Tolera los inviernos fríos y se cultiva al aire libre en nuestras latitudes.

La yuca gloriosa es un arbusto erguido con pocas ramas. Más pequeña que yucca gigantea o yucca aloifolia, no supera los cinco metros de altura, ni siquiera en estado silvestre.

La Yucca gloriosa crece en grupos compactos. Con el tiempo, una sola planta puede desarrollar varios tallos en la base. Éstos se engrosan y forman un falso tronco grisáceo. Con su estípite coronado por una corona de hojas, el arbusto se asemeja a una palmera.

Las hojas, duras y lanceoladas, crecen en roseta en la parte superior de la planta. Miden hasta 70 centímetros de largo y sólo cuatro de ancho. Tienen una punta afilada con una espina marrón y bordes afilados, enteros o dentados. La variedad botánica tiene el follaje verde azulado. Pero hay híbridos y cultivares con hojas púrpuras o de bordes crema.

Los ejemplares más viejos florecen en otoño. A lo largo de una larga espiga floral caen panículas de flores fragantes. Blancas, a veces salpicadas de púrpura, tienen forma de campana.

Pero no cuente con su Yucca gloriosa para alimentarse. La polinización corre a cargo de una mariposa que sólo se encuentra en su hábitat natural. A menos que usted mismo haga el trabajo, no tendrá ninguna posibilidad de ver aparecer los característicos frutos ovoides de color púrpura.

Los frutos se pueden comer crudos o cocidos. Pero son la única parte comestible del arbusto. El resto de la planta contiene saponina. Esta sustancia es tóxica para el hombre y los animales. Cuando se ingiere, provoca dolores de estómago y trastornos neurológicos.