Cyclamen hederifolium, el ciclamen de Nápoles

Probablemente conozca Nápoles por su pizza, la vista del Vesubio y Maradona. Pero la ciudad también tiene su propia variedad de ciclamen. El ciclamen de Nápoles, en latín Cyclamen hederifolium, florece en realidad en una zona mucho más amplia. Se encuentra en todo el sur de Europa, pero también en Turquía.

El ciclamen hederifolium es una planta perenne de porte bajo y extendido. No supera los diez centímetros de altura, pero puede extenderse a lo largo de 20 centímetros.

El ciclamen de Nápoles tiene una raíz tuberosa llamada cormo. Redonda, aplastada y marrón, sirve de reserva cuando la planta entra en reposo vegetativo.

Las flores aparecen antes que el follaje, a partir de agosto. La floración dura hasta las primeras heladas. Las flores no miden más de un centímetro y están formadas por cinco tépalos vueltos hacia atrás. Cada uno tiene dos aurículas en la base. Las flores suelen ser rosas, con una garganta más oscura. También existen variedades blancas Ciclamen blanco de Nápoles).

Las hojas son verde oscuro con moteado blanco en el haz y rojo violáceo en el envés. Su forma varía, pero siempre recuerda a la hiedra. Las hojas triangulares o sagitadas tienen un lóbulo central más largo. Son duras y miden entre ocho y doce centímetros de largo.

Tras la floración, los tallos florales se enroscan. Este mecanismo permite al Cyclamen hederifolium depositar el fruto , una cápsula marrón que nace en el extremo del tallo, en el suelo y resembrarse.

El Cyclamen de Nápoles es tóxico. Su raíz tuberosa contiene una sustancia parecida al curare. Si se ingiere, provoca problemas digestivos, respiratorios y musculares. Asegúrese de que sus mascotas no lo prueben y lávese las manos después de manipular la planta.