Asparagus aethiopicus, Asparagus sprengeri

A los botánicos les gusta dar a las plantas nombres que surgen de la nada. El Asparagus aethiopicus (en francés, Asperge d'Éthiopie) es un ejemplo perfecto. Esta planta es originaria de Sudáfrica, no de Addis Abeba. Y, aunque pertenece a la familia de las asparagáceas, se parece más a un helecho que a un espárrago. No es de extrañar que los floristas le hayan cambiado el nombre En sus estantes se llama Asparagus sprengeri o Espárrago de Sprenger.

Más pequeño que el Asparagus espárrago falcatus, el Asparagus aethiopicus alcanza el metro de altura. Esta planta perenne tiene un porte erguido cuando es joven. Con el tiempo, sus tallos flexibles se inclinan.

Los tallos tienen escamas espinosas en cada nudo. Están salpicados de cladodios a intervalos regulares. Estas ramas ovaladas de color verde brillante miden hasta dos centímetros de largo y dos milímetros de ancho. Crecen en rosetas, generalmente en grupos de cuatro, a lo largo del tallo.

El espárrago de Sprenger florece en verano. Los racimos de flores blancas o rosa pálido florecen en el tallo.

Si se produce la fecundación, la flor se convierte en un fruto, una baya verde que se vuelve rojo brillante cuando madura. En su interior hay una semilla negra.

A los pájaros les encantan los frutos del Asparagus aethiopicus. Pero es mejor no imitarlos. La baya es tóxica para humanos, perros, gatos y la mayoría de animales domésticos. La planta también puede provocar alergias cutáneas. No dude en utilizar guantes al podar o trasplantar.