Proteger los cultivos de los caracoles
El caracol es un miembro de la familia de los gasterópodos ("vientre" y "pie" en griego antiguo). Entre las especies que se encuentran en Francia están el caracol de Borgoña, el pequeño caracol gris y el caracol de madera.
Este molusco tiene una concha que construye a medida que crece utilizando el calcio del suelo y de las plantas. Se alimenta de plantas y residuos orgánicos. Aunque no siempre es bienvenido en nuestros jardines, el caracol participa en el equilibrio de los ecosistemas. Es a la vez el blanco de los depredadores y el limpiador del suelo.
Los caracoles son hermafroditas: un mismo individuo produce tanto huevos como esperma. Dos individuos deben aparearse para asegurar su descendencia.
Factores coadyuvantes
A los caracoles les gustan las temperaturas en torno a los 15°. Al igual que babosas, son más activos en otoño, primavera y verano. En invierno, se esconden bajo tocones o piedras.
Compuesto por un 88% de agua, el molusco necesita una atmósfera húmeda para segregar suficiente mucosidad y desplazarse. La lluvia, el rocío y el riego les animan a salir.
Cómo funciona
En tiempo seco, el caracol se acurruca en su caparazón cargado de mucosidad. Aprovecha la noche fresca y húmeda para aventurarse en el jardín.
Se mueve lentamente, pero es un verdadero acróbata, capaz de escalar muros, tallos, alambres y vallas... Con su lengua, llamada rádula y dotada de más de mil dientes diminutos, roza los brotes jóvenes de lechugas, tomates, fresas y todas las demás plantas que encuentra a su paso.
Una vez terminada su comida, vuelve a esconderse a la sombra.
Síntomas
Los caracoles pueden ser devastadores para las plántulas, a veces sin dejar nada tras su paso. Amante de las hojas tiernas, tampoco perdona a las plantas recién trasplantadas.
El gasterópodo deja rastros de baba que lo delatan. Pero incluso sin esta pista, es fácil identificar al culpable. Los tallos están truncados, las láminas de las hojas tienen agujeros en los bordes y el fruto interior ha sido devorado.
Tras ser devoradas, las plantas se debilitan y las cosechas se reducen.
Tratamiento
Puede tomar medidas eficaces y respetuosas con la naturaleza para mantener bajo control la población de caracoles en su casa.
Los caracoles tienen muchos depredadores. Mantener zonas silvestres en su jardín y plantar arbustos de bayas y setos le ayudará a atraer a los pájaros e insectos que adoran a estos gasterópodos. También puede proporcionar un refugio o dejar un montón de ramas y hojas para atraer a los erizos, que son aficionados a los caracoles.
Si quieres deshacerte de los caracoles sin matarlos, hazles un nido con baldosas o un tablón. Una vez se hayan refugiado allí, aléjalos de tus cultivos. A los gasterópodos no les gustan las cebollas, el ajo ni tomillo común. Si los plantas entre las hileras de hortalizas, mantendrás a raya a los moluscos. Por último, riega por la mañana para evitar que la humedad atraiga a los caracoles.
También puedes frenar el avance de los caracoles. Cubre la base de tus plantas con posos de café, ceniza o cáscaras de huevo rotas para evitar que lleguen a tus plantas. El único inconveniente es que tendrás que renovar la protección después de cada ducha.
Si estas soluciones resultan insuficientes, puedes utilizar gránulos de fosfato de hierro, letales para los caracoles.